25 de noviembre de 2015

No es como lo temías



Te asombra la dulzura del declive,
la paz del cuerpo,
la ausencia de rencor en la memoria.

Como un piso tranquilo y espacioso 
o una digna mansión de renta antigua
te acoge la vejez.

Libros, tardes de lluvia,
conversación pausada
entre amigos de siempre
que nada nuevo tienen que decirse,
y evitan, sin embargo, despedirse,
mientras de día en día lo ganado perdí
que antes tenía.


Jon Juaristi








No son alas: es tan sólo un piano




Los pájaros son el recuerdo cotidiano
de la atadura que nos une a la tierra
diariamente.

Son el espejo en el que se refleja
esa distancia, siempre irreconciliable,
del hombre con su piel.

Ellos
son ese sueño cercano e inaccesible
de crueldad bellísima.
Tiernos e indiferentes,
y desconocedores
de todas las palabras
que inventamos nosotros
para poder volar:

Escucha:
¿No percibes su corazón acelerado?
Oye cómo bombea
ese aire que en nosotros se estanca
y se hace pensamiento.

Ellos
reinventan el viento día a día
mientras tú y yo seguimos
intentando entender
el porqué de su vuelo,
que se acerca a llamarnos
y se aleja después.

Para nosotros
el deseo es un pájaro caído
incapaz ya de atravesar el aire.
Para ellos
nosotros somos la amenaza que se olvida
al recobrar el cielo en un instante.

Míralos allá arriba,
intentemos
hacer de la mirada un ángel redimido
un segundo tan sólo.

Luego,
nuestras pisadas
nos traerán a la tierra nuevamente
y volverán a caer, algunas veces,
como una sombra cargada de muerte silenciosa,
sobre la hormiga,
que sólo mira al suelo.


Del libro Jazz, Beatriz Villacañas







Pintura de Vasil Karadimov





19 de noviembre de 2015

Pequeñas cosas



Una taza de café caliente y un acogedor apretón de manos. El olor de la ropa recién lavada, descalzarte  y echarte sobre la cama. Un baño caliente con olor a flor de arroz y pintarte las uñas. Una insinuación, un abrazo inesperado y un beso robado. 
Esa canción. 
Esa llamada. 
Una noche estrellada, lavarse la cara y acurrucarse. Sentirse amada.
Perfumarse, comer un helado de chocolate y leer un libro.
Respirar el aire puro, volver a contemplar el mar y hundir los pies en la arena fría.
Recibir a un amigo, oler el bizcocho, ver una película, soñar, rozar su piel, besar...


Maryflor








16 de noviembre de 2015

Cuando éramos mariposas






..y cuando descendieron
los ángeles
envueltos en capas de luna
y se encontraron a los hombres
y a las bestias
enzarzados en batalla

quisieron que gobernara el olvido
y que el dolor no permaneciera
salvo una leve huella engullida por marea
y que la luz encendiera la última tiniebla

se creó el sol
para que secara las lágrimas
y el mar reflejaría
la remota imagen del cielo
que murió para los vivos

es la rueda
éxtasis y profunda pena
lluvia de llanto y caliente risa
frío cuchillo en el pecho

y los ángeles ascendieron
de la vasta llanura
y para siempre se encerraron 
en la celda de la nubes.







Si un ángel llora contra la puerta
y araña la madera con dedos transparentes
y gime entre arcadas de silencio
y se abraza con alas de desconcierto
frente a la túnica de las estrellas,

es que un alma
se ha rendido en plena lucha
y exhala su último suspiro.


Camille Stein






Pintura de Elvira Amrhein




11 de noviembre de 2015

Haikus de la niebla







Huye la luz sin prisa.
Hasta las voces van perdiéndose.
Ni un pájaro en el aire, ni aire apenas.







Baja del monte al río, ocupa el pueblo
y aguarda en la puerta de las casas.
El pasado no suelo anunciarse.






Una mujer atraviesa la niebla.
Acaso la niebla la atravesó antes
y es sombre entre la sombra.






Los caminos se pierden en la niebla.
Los montes niebla son, el cielo ha huido
La vida se desvanece.



La otra vida, Haikus de la nieve, del agua, de la luz y de la niebla. Federico Jiménez Losantos.