13 de septiembre de 2015

La doma del buey



La búsqueda


En los prados de este mundo, buscando al buey, sin descanso,
voy apartando las altas hierbas.
Siguiendo ríos sin nombre, perdido entre los confusos senderos de lejanas montañas,
desesperado y exhausto, no puedo encontrar al buey.
Oigo únicamente el canto nocturno de los grillos, en el bosque.
El látigo, la soga, uno mismo y el buey, todos, se funden en la Nada.
Este cielo es tan vasto que ninguna palabra lo puede abarcar. 
¿Podría un copo de nieve subsistir en el ardiente fuego? 
Aquí están presentes los vestigios de los antiguos maestros.






El presentimiento


Junto a la orilla del río, bajo los árboles, ¡descubro sus huellas!
Incluso sobre la fragante hierba veo sus pisadas.
Y en lo profundo de las remotas montañas también se las encuentra.
Su rastro a nadie puede pasar desapercibido.






El descubrimiento


En la enramada lejana, un ruiseñor canta alegre.
El sol es cálido, la brisa suave, los sauces verdean a lo largo de la orilla del río.
El buey está ahí, ¿cómo podría ocultarse?
¿Qué artista sabría dibujar esa espléndida cabeza, esa majestuosa cornamenta?






La captura


Lo atrapo tras una implacable lucha.
Su ruda voluntad y su fuerza son inagotables.
Y se lanza hacia la colina distante, tras las lejanas brumas.
O se dirige hacia un barranco impenetrable.





La doma


Necesito del látigo y la soga.
De lo contrario podría escapar en los polvorientos caminos.
Bien adiestrado, es de espíritu dócil.
Entonces, sin dogal, obedece a su dueño.







Retorno a casa


A lomos del buey, lentamente regreso a casa.
El son de mi flauta llena la tarde.
Marco con la mano la armonía que me acompaña, y dirijo el ritmo eterno.
Quien oiga esta melodía me acompañará.







Solo y sin memoria


Montado sobre el buey, vuelvo a mi hogar.
Estoy sereno. El buey también puede descansar.
El alba ha llegado. 
En este dulce reposo, en mi cabaña, dejo a un lado el látigo y la soga.





Pinturas de Keiko Minami

Texto de Kakuan Shien





El buey se ha extraviado porque se ha separado de mi naturaleza, confundido y perdido por los sentidos. Esta lejos de mi, veo muchos dilemas y desconozco el camino honesto. El ansia por las cosas y el temor a perderlas, me han desequilibrado.
Voy comprendiendo la enseñanza y veo las huellas del buey, no he atravesado la puerta pero he reconocido el camino, ¿cómo distinguir lo cierto de lo falso?
Al oír la voz, cuando todo el significado se agrupa, hasta la parte más pequeña ya no está separada de tu ser.
Desde hace mucho tiempo pastaba en campos silvestres, pero hoy lo he atrapado, estaba encandilado y confundido por caminos y paisajes, anhelando verdes pastos, su espíritu aun no tiene freno.
Sobrevienen los pensamientos, si el primero brota de la claridad, los que siguen son verdaderos; si surgen de la ilusión, todo será falso. Sujeta con fortaleza al buey y no dudes un instante.
El conflicto ha terminado, superado el afán por los logros y el temor a la pérdida a lomos de mi buey entono mi canción, contemplo las nubes y sigo adelante y un sendero de luz viaja por el tiempo sin fin.
La vida inconsciente ha terminado, no trato de encontrar el estado de la luz ni permanecer allí donde no existe. A ninguna condición me ato.
Tranquilamente y en silencio observo que el agua es esmeralda y la montaña azul.
¿Por qué debo buscar las huellas de los antiguos maestros? La belleza de mi jardín es invisible y todos a los que miro se iluminan.




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