30 de julio de 2014

A mis padres


Hace tiempo que voy recopilando reflexiones, cuentos y poesías que dan forma a los sentimientos que a lo largo de mi vida he ido experimentando.
Hoy, empiezo este proyecto largamente esperado, deseando que cada pequeño relato os llegue a vuestra vida en el momento adecuado.
No obstante, me vais a permitir que el primer recuerdo sea para mis padres. Ellos ya no están conmigo y su recuerdo aún es doloroso para mi.

Cuando los seres queridos se van de nuestro lado queda un espacio vacío, una herida que duele y que no hace más que recordarnos que esas personas ya no están. ¿Con qué llenamos ese espacio? Decir todo lo que nuestro corazón siente hará que la angustia vaya cediendo. En un lugar tranquilo, a solas, podemos escribir las palabras que silenció el dolor, es liberador sacar afuera lo que hubiésemos querido decir y no pudimos.



Después de un gran dolor,
uno se hace formal.
Los nervios se apoltronan, como tumbas.
El corazón ya tieso se pregunta 
si fue él quien lo pudo soportar,
si fue ayer o hace siglos.
Los pies, igual a autómatas,
recorren en el suelo, en el aire,
en el vacío un sendero del bosque
que ha nacido al descuido.
Resignación de cuarzo, 
como piedra.
Es la hora del plomo.
Si se la sobrevive, es recordada
como quien soportó nieves glaciales,
frío - al principio -.
luego aturdimiento,
después dejarse ir.


Emily Dickinson





Fotografía de Elina Brotherus






                              

24 de julio de 2014

Ernest Dowson

 

"La breve duración de la vida nos prohibe albergar esperanzas largas". Horacio.

 

No duran mucho, el llanto y la risa,
el amor y el deseo y el odio;
Creo que en nosotros no queda rastro de ellos
una vez que cruzamos la puerta.
No duran mucho, los días de vino y rosas:
surgiendo de un sueño brumoso,
nuestro sendero aparece un instante; luego se cierra
dentro de un sueño.


Ernest Dowson






Poema que inspiró el título de la famosa película de Blake Edwards "Días de vino y rosas", "They are no long, the days of wine and roses" No duran mucho los días de vino y rosas.

Ernest Dowson 1867-1900, estudió en Oxford pero no terminó sus estudios. A Dowson lo marcaron sus excesos, frecuento burdeles y alcoholes, se dedicó a una auténtica vida de bohemia y decadencia, escribiendo relatos, poemas y criticas.
Perteneció a un grupo llamado Rhymer's Club, admiradores y amigos de Oscar Wilde, destacándo el premio nobel Willam Butler Yeats.


"Nom sum qualis eram bonae sub regno Cynarae". Horacio.

"No soy el que fuí cuando gobernaba la hermosa Cynara" 

 

Anoche, ah, anoche, entre sus labios y los míos
!allí cayó tu sombra, Cynara! se derramó tu aliento
sobre mi alma en medio de los besos y del vino;
y triste me sentí y atormentado por una vieja pasión,
si, tan triste que agaché la cabeza
!os he sido fiel, Cynara! a mi manera.

Toda la noche sentí en mi corazón sus cálidos latidos,
la noche entera en mis brazos vació con amor y con sueño;
sin duda los besos de su boca alquilada fueron rojos y dulces;
pero triste me sentí y atormentado por una vieja pasión,
cuando al despertar vi que un cielo gris era el alba;
!os he sido fiel, Cynara a mi manera!.

!He olvidado tanto, Cynara! llevado por el viento,
arrojando rosas, rosas desenfrenadas entre la multitud,
bailando, para olvidar tus pálidas, perdidas azucenas;
pero triste me sentí y atormentado por una vieja pasión,
si, durante todo el tiempo, pues el baile fue largo:
!os he sido fiel, Cynara! a mi manera.

Clamé por música más furiosa y vino más potente,
pero cuando el banquete se acaba y las luces expiran,
!entonces cae tu sombra, Cynara! la noche es tuya;
y triste me siento y atormentado por una vieja pasión,
si, ávido de los labios de mi deseo:
!os he sido fiel, Cynara! a mi manera.  






Pintura de Jose Luis Muñoz



El título de este poema proviene del verso de Horacio, que nombrará a Cinara para referirse a una conocida hetaira, sea como fuere, el poema está dedicado a su pasión, la niña Adelaide Foltinowicz "Missie", pero también no es sólo la belleza del amor perdido lo que popularizó este poema, sino el primer verso de la tercera estrofa "gone whith the wind", por ser el que emplea Margaret Mitchell para el título de su novela y posterior película "Lo que el viento se llevó".




20 de julio de 2014

Escribo lo que no puedo decirte


Hay cosas que no puedo decir en persona, soy incapaz de expresarlas en voz alta. Con muchísima más ternura de lo que soy capaz de demostrarte en la distancia corta, las siento, y mientras las pienso, sintiéndolas, las escribo.

Puedo decirte que te quiero, pero... ¿en qué momento puedo expresar que cuando salgo de la ducha y me seco, siempre me acuerdo de ti... y lo minucioso que eres en todo?
!Cuándo te digo! ¿recuerdas el día, en que por primera vez me senté a tu lado escuchando en silencio tus explicaciones, y nuestras pieles se tocaron?
Por unos segundos fuimos uno.
En qué instante te cuento que... cuando te hablo en voz baja, casi en un susurro, es como si fuera una confesión de mis pecados, y no quisiéra que nadie los escuchara? Sólo tu.
!Cuándo te menciono! que me gusta recorrer tu cuello, el único lugar desnudo y en libertad. Que puedo verte incluso, los puntos negros de tu barba recién afeitada, y distinguir donde te has cortado al rasurarte, imaginar la sangre chorreando, y tus manos frotando con suavidad la herida.
Que cuando dices mi nombre, es como si me bautizaran por segunda vez.

No existe ningún momento ideal para decir todo esto... a no ser que quiera que te sientas incómodo, que pienses que estoy loca, o lo que es peor, que empiezo a desbaratar y hacer el imbécil. Por eso me quedo muda, paralizada, pero sólo por fuera, por dentro soy toda una fiesta y una celebración; escribo posts borboteando amor, en los que digo cosas que jamás te diría en persona, y en persona digo cosas, que jamás escribiría en un post.

Maryflor






Fotografía de Sarah Moon 





16 de julio de 2014

Chen Yanning


Pinturas al óleo de Chen Yanning, China 1945




















  
 Maldije a la lluvia que, azotando mi lecho, no me dejaba dormir,

Maldije al viento que me robaba las flores de mis jardines.

Pero tú llegaste y alabé a la lluvia. La alabé cuando te quitaste la túnica empapada.

Pero tú llegaste y alabé al viento, lo alabé porque apagó la lámpara.


Huan Chien Chu 






14 de julio de 2014

Gloria Fuertes


Cristales de tu ausencia acribilla mi voz,
que se esparcen por la noche
en el glacial desierto de mi alcoba.

- !Yo quisiera ser ángel y soy loba!
Yo quisiera ser luminosamente tuya
y soy oscuramente mía -.


Gloria Fuertes





Fotografía de Desiree Dolron



13 de julio de 2014

Domingo


No me gustan los Domingos, pero poco a poco, voy intentando darles la vuelta y hacer las cosas que realmente me gustan, con tiempo y sin prisas.


Nunca ocurre nada los domingos.
Nunca encuentras un nuevo amor en domingo.
Es el día de los infelices.
Día de pensión o día de familia.

Las horas más dolorosas de la amante
cuando se imagina a su amado
con sus hijos en las rodillas
mientras su mujer, sonriente, 
entra y sale con tentadoras bandejas.

Un día maldito.

Alguna vez tuvo que haber sido diferente.
¿Por qué si no tendríamos todos
que esperar con ansias el domingo durante toda la semana?
¿Quizá cuando íbamos a la escuela?
Pero ya entonces las voces de los adultos
eran débiles e insonoras como si buscasen a tientas
y en vano las palabras dominicales.

El olor a humedad y a pan mohoso,
a sueño, botas de goma y achicoria
ya subía entonces por la escalera
y a la calle, que estaba dura, vacía y diferente
de una manera desolada.

El olor dominical nos forraba
con la gruesa capa de la decepción
que sigue a una expectativa
sin meta específica. 

Pero, entonces ¿cuándo? En un lugar anterior a la memoria
hubo felicidad, una expectativa irresistible
que todavía nadie había sido capaz de defraudar.
Entonces las campanas significaban que papá estaba en casa,
el bigote, las negras cejas y el olor a tabaco mascado
estaba allí y allí quedaban en un lugar cercano,
y quizá la risa de tu joven madre
sonaba más alegre que los otros días.

Es domingo. Tú nunca encontrarás
un nuevo amor ese día.
Estás sentada en el cuarto de estar
apabullada y rígida como una figura de cartón
a los ojos de los niños.
Escarban con los pies y se pelean sin enegía.
"Deberíamos hacer algo" dices,
"Si", dice una voz detrás del periódico.
Entonces os calláis los dos, porque todo lo que tenéis ganas
de hacer es oculto y secreto
y sería inaceptable para el otro.

Las campanas de la iglesia suenan. Las narices de los niños
se llenan de desesperanzado olor heredado.
Sobre sus dulces rostros se desliza
una fealdad pasajera.
Una luz marchita
nace en sus ojos.

Pero todos esperamos el domingo
toda la semana, toda nuestra vida,
esperamos la ilusión de cientos
de largos domingos vacíos, agotadores.
Día familiar, de pensión,
el infiero de los amantes secretos.
Ese día en que la nauseabunda grisura de los adultos 
impregne a los niños y establece
la incomprensible melancolía dominical de los años venideros.



Tove Ditlevsen

Una buena película para ver un día como hoy, Nothing Hill. ¿Recordáis la música?
Me gusta especialmente, la versión de Charles Aznavour.







10 de julio de 2014

Citas


"Que suceda como has creído"





Fotografía de Agatha Katzensprung




El recuerdo


El recuerdo se mueve por territorios extensos, casi difuminados, entre el olvido y la reparación de la verdad. Vivimos lo que aún no ha ocurrido, pero somos la suma de lo sucedido. Nuestros recuerdos van moldeándose con el transcurso del tiempo, entendiendo el mundo con la experiencia de lo que se vivió.

La memoria es como la lengua, siempre va a la muela que más duele, eso es lo que dicen. Yo creo que el problema de los recuerdos no es que vayan donde más duele sino que, el sueño de lo que fuimos, o de lo que fueron, o de lo que fue, es saber, que todo eso nunca volverá. Por eso los recuerdos escuecen, incluso los felices.

Creemos que por dejar de ver a alguién el sentimiento que teníamos por esa persona desaparecería, pero no es así; basta con sólo la idea de volver a encontrarnos, para darnos cuenta, de que el amor sigue vivo. ¿Era así el tono de su voz, el brillo de sus ojos, la calidez de sus manos? ¿Realmente estuve alguna vez con él? ¿Cómo empezó todo? ¿Cómo fue que terminó?

Algunos recuerdos vienen acusándonos, poco podemos hacer. Otros nos ofrecen lugares seguros, como refugios, para aliviarnos.

Por eso hoy, desearía no volver a verte. El tiempo ya había hecho su trabajo, ha ido acumulando formas imprecisas que interpretaba a mi gusto, complacientes, satisfechos, incluso anhelantes de más. Pero cuando parece que nos acercamos, alguién abre la ventana, los levanta y vuelta a empezar. 

Los recuerdos, como la literatura, nos mienten siempre, pero de forma piadosa.


Maryflor








9 de julio de 2014

A una transeúnte



La calle aturdidora en torno mío aullaba.
Alta, fina, de luto. Con un gesto precioso
recogía la blonda que la brisa agitaba.
Y era ágil, noble, con su pierna de escultura.
Yo bebí en el instante, embriagado y crispado,
en su pupila - cielo de tormenta preñado -
placer mortal y a un tiempo fascinante dulzura.
Un relámpago...!y noche! Fugitiva beldad
cuya mirada me ha hecho de pronto renacer;
¿no he de volver a verte sino en la eternidad?
!Lejos, lejos..., o tarde..., cuando no pueda ser!
Pues dónde voy no sabes, ni yo sé adónde huiste,
!tú, a quien yo hubiera amado, tú, que lo 
comprendíste!


Las flores del mal  Charles Baudelaire






Fotografía de Yuri Shwedoff





8 de julio de 2014

Citas



"Nosotros no nos dirigimos a los que opinan que no hay más salida que dejar a la "inevitable evolución" seguir su lento curso.
Nos dirigimos a los insatisfechos y a los que dudan. A los descontentos consigo mismo, a aquello que sienten el peso de cientos y cientos de siglos de convencionalismos y prejuicios.
A aquellos que tienen sed de verdadera vida, de libertad de movimiento, de actividad real y que  no encuentran alrededor más que maquillaje, conformidad y servilismo."


Emilie Armand







El universo


 William Blake solía decir: 
"Podemos ver el infinito en un grano de arena, y la eternidad en una flor". 
En realidad, basta un simple momento de armonía interior para que tal cosa suceda. El gran problema radica en esto: casi nunca nos permitimos alcanzar ese estado, el momento presente en toda su gloria.
En ocasiones, se nos presenta de manera completamente casual. Vas caminando por la calle, te sientas en un determinado lugar y, de repente, el universo entero está allí. Lo primero que surge son unas inmensas ganas de llorar - no de tristeza, ni de alegría, sino de emoción -. Sabes que estás comprendiendo algo, aunque no consigues explicártelo ni a ti mismo.

En la tradición mágica, a este tipo de percepción se la conoce como "zambullirse en el Aleph". El ser humano tiene una enorme dificultad en concentrarse en el ahora, está siempre pensando en lo que hizo, en cómo podría haberlo hecho mejor, en cuáles son las consecuencias de sus actos, el porqué no actuó como tenía que haber actuado. O sino, le preocupa el futuro, lo que va a hacer al día siguiente, las medidas que deben adoptarse, el tipo de peligro que lo espera en la esquina, la manera de evitar lo que no desea o de conseguir lo que siempre has soñado.

¿Hay algo que esté realmente equivocado?. Si lo hay, se llama rutina. A tí te parece que existes por el hecho de ser infeliz, así como otras personas existen en función de sus problemas, y viven hablando compulsivamente sobre ellos: problemas con sus hijos, sus maridos, la escuela, el trabajo, los amigos...
No se detienen a pensar: yo estoy aquí. Soy el resultado de todo lo que sucedió y sucederá, pero estoy aquí. Si hice algo mal, puedo corregirlo o al menos pedir perdón. Y si hubo algo de bueno en mis acciones, eso me va a permitir sentirme más feliz y más conectado con el momento presente.

Concéntrate en lo que haces, y verás que confiar en la vida no te hace ningún mal, sino muy al contrario, te permitirá vivirlo todo con mayor intensidad. Lo que perturba tu verdadero encuentro con la vida proviene de lo que llamamos "pasado", y espera una decisión en lo que conocemos como "futuro".
Eso entorpece y contamina el entendimiento, dificultando la comprensión del presente. Vivir basándonos apenas en la experiencia supone repetir soluciones viejas a problemas nuevos.

El fundador del arte marcial conocido como Aikido, Morihei Ueshiba, decía:

"La búsqueda de la paz es una manera de rezar, que termina generando luz y calor. Olvídate de tí mismo, entiende que en la luz está la sabiduría, y en el calor reside la compasión. Al caminar por este planeta, procura percibir la verdadera forma de los cielo y de la tierra, eso será posible si no dejas que el miendo te paralice, y decides que todos tus gestos y actitudes se correspondan con lo que piensas".

Si confías en la vida, la vida confiará en tí.


Maryflor