9 de julio de 2014

A una transeúnte



La calle aturdidora en torno mío aullaba.
Alta, fina, de luto. Con un gesto precioso
recogía la blonda que la brisa agitaba.
Y era ágil, noble, con su pierna de escultura.
Yo bebí en el instante, embriagado y crispado,
en su pupila - cielo de tormenta preñado -
placer mortal y a un tiempo fascinante dulzura.
Un relámpago...!y noche! Fugitiva beldad
cuya mirada me ha hecho de pronto renacer;
¿no he de volver a verte sino en la eternidad?
!Lejos, lejos..., o tarde..., cuando no pueda ser!
Pues dónde voy no sabes, ni yo sé adónde huiste,
!tú, a quien yo hubiera amado, tú, que lo 
comprendíste!


Las flores del mal  Charles Baudelaire






Fotografía de Yuri Shwedoff





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